A tus órdenes, Nico
Cualquiera es capaz de recordar aquella situación a finales del siglo XX vivida en el sur del continente africano. Tras la abolición del sistema segregacionista del apartheid, Sudáfrica consiguió que su población se aunase y disfrutase de un común denominador: el rugby. Un hecho similar fue la respuesta de Didier Drogba a la guerra civil que se libraba en Costa de Marfil a principios de milenio. Sin embargo, tras el retiro de Drogba, los marfileños parecen haberse quedado sin deportistas referentes. Por suerte, Nicolas Pépé ya se ha puesto manos a la obra
Cualquiera es capaz de recordar aquella situación a finales del siglo XX vivida en el sur del continente africano. Tras la abolición del sistema segregacionista del apartheid, Sudáfrica consiguió que su población se aunase y disfrutase de un común denominador: el rugby. Un hecho histórico, que evidenció lo importante que puede llegar a ser el deporte en la sociedad, tanto para bien, como este caso; como para mal.
Un hecho similar, que a pesar de no tener la misma repercusión, sí tuvo la misma importancia; fue la respuesta de Didier Drogba a la guerra civil que se libraba en Costa de Marfil a principios de milenio. El país marfileño se encontraba dividido debido a un golpe de estado, que mantenía un conflicto civil entre compatriotas. Un par de años más tarde, la selección de fútbol, liderada por Drogba, conseguió clasificarse por primera vez a un Campeonato Mundial de la FIFA. Entonces, Didier decidió comprometerse y dar un discurso en el cual imploraba la paz entre ambos bandos enfrentados. El resultado fue asombroso porque el país se acabaría uniendo de la misma forma que Sudáfrica en el 95; con motivo de la celebración de la Copa del Mundo.
No obstante, la cosa no quedó ahí.
El país acabaría recayendo, pues el deporte puede subsanar la herida, pero no es su deber conseguir que cicatrice correctamente. Una segunda guerra civil estallaría a comienzos del 2011. Cabe destacar que este conflicto duró menos de dos meses. De la misma manera que esto evidenció la inestabilidad del país y su incapacidad de democratización. Este problema persiste hasta día de hoy, pues se ha condenado en numerosas ocasiones la imparcialidad de la justicia marfileña.
Por otro lado, la población que, en su momento disfrutó de una de las selecciones de fútbol punteras de África, se encuentra huérfana a día de hoy. Desde su último gran triunfo hace cuatro años, consagrándose como campeones de la Copa Africana de Naciones, la selección de Les Éléphants se ha mostrado irreconocible. Los marfileños cayeron en la primera fase de este mismo campeonato en 2017 y no consiguiendo clasificarse para el Campeonato del Mundo de Rusia, algo que llevaban haciendo de manera consecutiva desde la primera vez que lo lograran en 2006, comandados por Didier Drogba.
¿Qué es lo que sucede con la selección marfileña? A pesar de que sus participaciones habían sido poco más que discretas en 2006 y 2010, los africanos se fueron de Brasil con un sabor agridulce tras una eliminación injusta frente a Grecia, debido a un penalti inexistente pitado a Samaras en el minuto 93 de partido. Tras cierto recorrido, parecía que estaban a punto de consolidarse como selección, logrando su primera clasificación a una fase final de un Mundial. ¡Qué menos para una generación de jugadores como Drogba, Gervinho, Yaya Touré…! Sin embargo, tras el triunfo de 2015, la caída fue abismal.
Una posible respuesta a la anterior pregunta formulada podría ser la falta de referentes. Aunque a día de hoy continúa vigente en la plantilla Gervinho y Yaya Touré, la sensación de final de ciclo y la necesidad de nuevos líderes es evidente. Por suerte para los marfileños, esta renovación podría ser inminente, ante la revolución que está suponiendo Nicolas Pépé en el LOSC Lille francés.
El delantero marfileño acumula, a día de hoy, una asombrosa cantidad de 20 goles y 11 asistencias en el club del norte de Francia. Esto, más allá de una demostración de calidad individual, demuestra cómo Pépé tiene la capacidad de llevar a su club hasta la segunda posición de la Ligue 1 y, por qué no, de liderar a su selección. Además, debemos tener en cuenta la gran camada de jugadores que están a su lado, como Zaha, Kessié, Seri, Kouame, Aurier o Bailly. El propio Wilfried Zaha ha demostrado actitud y compromiso con su Crystal Palace, donde ha anotado 9 goles y dado 8 asistencias. Un socio perfecto para Pépé.
Quién sabe, quizá esta sea la generación de jugadores en la que se tenga que apoyar Costa de Marfil para, una vez más, retomar la ilusión en el fútbol mundial y salir adelante.
Un hecho similar, que a pesar de no tener la misma repercusión, sí tuvo la misma importancia; fue la respuesta de Didier Drogba a la guerra civil que se libraba en Costa de Marfil a principios de milenio. El país marfileño se encontraba dividido debido a un golpe de estado, que mantenía un conflicto civil entre compatriotas. Un par de años más tarde, la selección de fútbol, liderada por Drogba, conseguió clasificarse por primera vez a un Campeonato Mundial de la FIFA. Entonces, Didier decidió comprometerse y dar un discurso en el cual imploraba la paz entre ambos bandos enfrentados. El resultado fue asombroso porque el país se acabaría uniendo de la misma forma que Sudáfrica en el 95; con motivo de la celebración de la Copa del Mundo.
No obstante, la cosa no quedó ahí.
El país acabaría recayendo, pues el deporte puede subsanar la herida, pero no es su deber conseguir que cicatrice correctamente. Una segunda guerra civil estallaría a comienzos del 2011. Cabe destacar que este conflicto duró menos de dos meses. De la misma manera que esto evidenció la inestabilidad del país y su incapacidad de democratización. Este problema persiste hasta día de hoy, pues se ha condenado en numerosas ocasiones la imparcialidad de la justicia marfileña.
Por otro lado, la población que, en su momento disfrutó de una de las selecciones de fútbol punteras de África, se encuentra huérfana a día de hoy. Desde su último gran triunfo hace cuatro años, consagrándose como campeones de la Copa Africana de Naciones, la selección de Les Éléphants se ha mostrado irreconocible. Los marfileños cayeron en la primera fase de este mismo campeonato en 2017 y no consiguiendo clasificarse para el Campeonato del Mundo de Rusia, algo que llevaban haciendo de manera consecutiva desde la primera vez que lo lograran en 2006, comandados por Didier Drogba.
¿Qué es lo que sucede con la selección marfileña? A pesar de que sus participaciones habían sido poco más que discretas en 2006 y 2010, los africanos se fueron de Brasil con un sabor agridulce tras una eliminación injusta frente a Grecia, debido a un penalti inexistente pitado a Samaras en el minuto 93 de partido. Tras cierto recorrido, parecía que estaban a punto de consolidarse como selección, logrando su primera clasificación a una fase final de un Mundial. ¡Qué menos para una generación de jugadores como Drogba, Gervinho, Yaya Touré…! Sin embargo, tras el triunfo de 2015, la caída fue abismal.
Una posible respuesta a la anterior pregunta formulada podría ser la falta de referentes. Aunque a día de hoy continúa vigente en la plantilla Gervinho y Yaya Touré, la sensación de final de ciclo y la necesidad de nuevos líderes es evidente. Por suerte para los marfileños, esta renovación podría ser inminente, ante la revolución que está suponiendo Nicolas Pépé en el LOSC Lille francés.
El delantero marfileño acumula, a día de hoy, una asombrosa cantidad de 20 goles y 11 asistencias en el club del norte de Francia. Esto, más allá de una demostración de calidad individual, demuestra cómo Pépé tiene la capacidad de llevar a su club hasta la segunda posición de la Ligue 1 y, por qué no, de liderar a su selección. Además, debemos tener en cuenta la gran camada de jugadores que están a su lado, como Zaha, Kessié, Seri, Kouame, Aurier o Bailly. El propio Wilfried Zaha ha demostrado actitud y compromiso con su Crystal Palace, donde ha anotado 9 goles y dado 8 asistencias. Un socio perfecto para Pépé.
Quién sabe, quizá esta sea la generación de jugadores en la que se tenga que apoyar Costa de Marfil para, una vez más, retomar la ilusión en el fútbol mundial y salir adelante.