Bnet del 92'
Pinta de nórdico no le falta, rubio y serio como el que más. Si a esto le añadimos que se coronó en el evento nacional de Batalla de Gallos de Red Bull de
este año emulando a la Dinamarca del 92’ de Nielsen. Lo dejó patente él mismo en una de sus frases en la batalla final.
“Llegué como reserva y me fui como campeón”.
Todo el mundo es conocedor del hito que lograron los daneses a principios de los noventa. Época en la que la escena musical la acaparaban las guitarras eléctricas más crudas y menos nítidas de la historia, pero en la que también se arraigaba con fuerza un género musical mucho más poético como es el rap. De hecho, una década atrás se realizaría una de las primeras batallas de freestyle que se recuerdan. Era Kool Moe Dee quien retaba a Busy Bee a una batalla de improvisación, sin tener nada preparado.
este año emulando a la Dinamarca del 92’ de Nielsen. Lo dejó patente él mismo en una de sus frases en la batalla final.
“Llegué como reserva y me fui como campeón”.
Todo el mundo es conocedor del hito que lograron los daneses a principios de los noventa. Época en la que la escena musical la acaparaban las guitarras eléctricas más crudas y menos nítidas de la historia, pero en la que también se arraigaba con fuerza un género musical mucho más poético como es el rap. De hecho, una década atrás se realizaría una de las primeras batallas de freestyle que se recuerdan. Era Kool Moe Dee quien retaba a Busy Bee a una batalla de improvisación, sin tener nada preparado.
Todo el mundo es conocedor del hito que lograron los daneses a principios de los noventa. Época en la que la escena musical la acaparaban las guitarras eléctricas más crudas y menos nítidas de la historia, pero en la que también se arraigaba con fuerza un género musical mucho más poético como es el rap. De hecho, una década atrás se realizaría una de las primeras batallas de freestyle que se recuerdan. Era Kool Moe Dee quien retaba a Busy Bee a una batalla de improvisación, sin tener nada preparado.
Bien, retomemos la Eurocopa del 92’. Los daneses están disfrutando de unas bonitas vacaciones en un lugar cálido para ellos, su destino turístico por excelencia. Digamos que las Islas Feroe. Es entonces cuando son invitados a participar en el campeonato continental, puesto que Yugoslavia quedó excluida después de entrar en una complicada guerra civil. Aceptan la invitación, se plantan en Suecia y se hacen con la copa. Veni, vidi, vinci.
Casi cuarenta años después de la primera de estas batallas, un joven con cierto aspecto a haber nacido en Odense se alzaría con un trofeo de batallas de improvisación de la misma forma que lo hiciera Dinamarca el siglo pasado.
Repasemos. A la final nacional de este evento se clasifican dieciséis raperos, que se enfrentan en un cuadro que comienza en octavos de final. Unas eliminatorias como las de cualquier otro deporte. Uno de ellos, en concreto Barón, decidió no asistir a la final en el WiZink Center y cedió su plaza a la primera de las reservas. En este caso, Bnet. Sin levantar mucha expectación, el joven madrileño consiguió poner a todo el público a su favor rival tras rival hasta alzarse con el título. Sin embargo, la frialdad escandinava permaneció en su expresión.
Bien, retomemos la Eurocopa del 92’. Los daneses están disfrutando de unas bonitas vacaciones en un lugar cálido para ellos, su destino turístico por excelencia. Digamos que las Islas Feroe. Es entonces cuando son invitados a participar en el campeonato continental, puesto que Yugoslavia quedó excluida después de entrar en una complicada guerra civil. Aceptan la invitación, se plantan en Suecia y se hacen con la copa. Veni, vidi, vinci.
Casi cuarenta años después de la primera de estas batallas, un joven con cierto aspecto a haber nacido en Odense se alzaría con un trofeo de batallas de improvisación de la misma forma que lo hiciera Dinamarca el siglo pasado.
Repasemos. A la final nacional de este evento se clasifican dieciséis raperos, que se enfrentan en un cuadro que comienza en octavos de final. Unas eliminatorias como las de cualquier otro deporte. Uno de ellos, en concreto Barón, decidió no asistir a la final en el WiZink Center y cedió su plaza a la primera de las reservas. En este caso, Bnet. Sin levantar mucha expectación, el joven madrileño consiguió poner a todo el público a su favor rival tras rival hasta alzarse con el título. Sin embargo, la frialdad escandinava permaneció en su expresión.