Cantona: Del “kick and rush” a jugar entre líneas
El fútbol inglés, separado más que nunca del resto de Europa durante el inicio de la década de los noventa necesitó de la llegada de aire fresco, proveniente de Francia, para ser lo que conocemos, hoy en día, como Premier League
La Premier League como tal nació en 1992 y lo hizo con una nueva normativa bajo el brazo. A partir de ese año, los porteros no podían coger el balón tras el pase de un compañero. A día de hoy a los Ter Stegen, Ederson o Neuer no les supondría ningún problema, pero hace más de 25 años eran pocos los que, en Inglaterra, se atrevían a darle un balón a su guardameta sin sufrir un pequeño infarto. Ese hecho supuso que, un fútbol ya arcaico y poco innovador, sobretodo causado por el aislamiento cultural (futbolísticamente hablando) que provocaron las tragedias de Hillsborough y Heysel se limitara al “kick and rush”.
Fue la llegada de algunos personajes clave la que, de una forma progresiva, transformó la élite del fútbol inglés. Unos clubes arriesgaron e innovaron, otros intentaron imitar, pero todo ese proceso enriqueció una competición que, hoy en día, se considera una de las mejores, si no la mejor, del mundo, gracias a tres conceptos que reunía el jugador que lo empezó todo: Eric Cantona, un jugador extranjero, talentoso y mediático.
El inicio de la Premier League, tácticamente, se caracterizó por la herencia de la Football League (al fin y al cabo, quitando temas burocráticos y estructurales, todo seguía igual). Con el 4-4-2 como formación estándar, eran pocos los técnicos que intentaban innovar o, simplemente, buscar la clave con la que el sistema más utilizado se sintiera constantemente incómodo. Solo el+ Norwich de Mike Walker se salía de lo corriente, no en su forma (manteniendo el esquema), si en su contenido, atreviéndose con un fútbol más combinativo.
Fue la llegada de algunos personajes clave la que, de una forma progresiva, transformó la élite del fútbol inglés. Unos clubes arriesgaron e innovaron, otros intentaron imitar, pero todo ese proceso enriqueció una competición que, hoy en día, se considera una de las mejores, si no la mejor, del mundo, gracias a tres conceptos que reunía el jugador que lo empezó todo: Eric Cantona, un jugador extranjero, talentoso y mediático.
El inicio de la Premier League, tácticamente, se caracterizó por la herencia de la Football League (al fin y al cabo, quitando temas burocráticos y estructurales, todo seguía igual). Con el 4-4-2 como formación estándar, eran pocos los técnicos que intentaban innovar o, simplemente, buscar la clave con la que el sistema más utilizado se sintiera constantemente incómodo. Solo el+ Norwich de Mike Walker se salía de lo corriente, no en su forma (manteniendo el esquema), si en su contenido, atreviéndose con un fútbol más combinativo.
Un año antes, en la temporada 1991-1992, el Leeds United de la mano de Lee Chapman se proclamaba campeón de la última liga previa al cambio de formato. No es casualidad que un integrante de esa plantilla acabara formando parte del equipo campeón de esa misma competición, ya conocida como Premier League, justo en la siguiente campaña. Eric Cantona, llegó a Inglaterra tras retirarse del fútbol, por surrealista que parezca. Su polémica y extravagante carrera en el fútbol francés le llevó de Auxerre a Marsella pasando por Burdeos y Nimes en forma de cesiones. Durante ese periodo sufrió severos castigos y sanciones que no solo le apartaron de los terrenos de juego sino que también le cerraron las puertas de la selección francesa hasta la llegada de Platini. Con tan solo 25 años, y ya cansado de todo, decidió colgar las botas para dedicarse a la pintura. Pero entonces se dio el fichaje que no solo cambiaría su vida sino, también, la del fútbol inglés.
Cuatro defensas, cuatro centrocampistas y dos delanteros: el manual que tanto en ataque como en defensa mantenía al bloque unido y previsto de cualquier sorpresa del rival. De eso se trataba el fútbol, interceptar el balón y lanzarlo o a banda para que el extremo acabara poniendo el centro al típico delantero rematador o, en otros casos, directamente al punta para que éste, velozmente, se plantara ante el guardameta y definiera a placer. Teniendo en cuenta que el rival defendía y atacaba con los mismos argumentos, la riqueza en el juego en Inglaterra, brillaba por su ausencia. Hasta que llegó la simbiosis Cantona-Ferguson.
Las capacidades, no solo técnicas sino, sobretodo, tácticas, del francés fueron rápidamente captadas por el técnico escocés. La naturaleza de Cantona le llevaba a jugar entre líneas, un concepto nuevo para el fútbol inglés y que aprovechó Ferguson para implantar en su esquema con el United. Con una simple variación al 4-4-2, Ferguson consiguió que entre aquellas dos líneas formadas por defensas y centrocampistas también ocurrieran cosas. Eran espacios del campo que, temporadas anteriores, no se tenían en cuenta pero que, para la modernización del fútbol, ganaban una importancia vital.
La inteligencia táctica era fundamental pero la calidad técnica era la diferencial. Era el jugador que provocaba más desequilibrio y, en consecuencia, cuando salía de su teórica zona, tanto centrocampistas como defensas rivales abandonaban sus posiciones para evitar que recibiera el balón. Con el paso de los años, la evolución táctica ha llegado a tal punto que, en casos como éste, otros jugadores cubren la posición que el compañero deja pero en el fútbol inglés de inicios de los noventa pocos, o ningún equipo, estaban preparados para defender estos movimientos. El resultado: cuatro ligas y un subcampeonato para el United en los cinco años con Cantona.
Y es que no solo creaba espacios para que otros lo aprovecharan, sino que también era capaz de recibir y crear él mismo la jugada. Esa pequeña diferencia, y tal como dice Michael Cox en The Mixer, era la que hizo triunfar al United frente a sus rivales en la Premier League, por mucho que quisieran imitar los movimientos del francés, no tenían al auténtico Cantona. No por ello, se ha de menospreciar el intento de clubes como el Chelsea con Zola, el Arsenal con Bergkamp o el West Ham con Futre (aunque quizás con menos suerte) entre otros de tener a su propio jugador, ya fuera delantero o centrocampista, jugando entrelíneas. Lo que Cantona y Ferguson empezaron se implantó en el campeonato, con muchos equipos haciendo suya la 4-4-1-1 y, sobretodo, con la importancia de dejar atrás la rigidez de los sistemas e incorporando jugadores capaces de romper con la estructura dibujada en la pizarra antes de los partidos.
Hay mucho Cantona más allá del gol al Sunderland y su más que aclamada celebración y, por supuesto, el francés fue mucho más que la patada a Matthew Simmons, el aficionado del Crystal Palace. Cantona revolucionó el fútbol inglés para convertirlo en lo que, hoy en día, se ha convertido: un fútbol con más extranjeros, más talentoso y más mediático. ¿Os suenan esos adjetivos?