De Enrico a Federico
De padre a hijo la Fiorentina cuenta con un talento innato que está guiando en la presente temporada al cuadro de Pioli, pero Florencia se queda pequeña para un chico que quiere conquistar el mundo
Adrián Soria
Federico Chiesa es de esos futbolistas a los que hay que cuidar. A sus 21 años, es un diamante en bruto sobre el que se asienta la Fiorentina. Y es que, con su juventud, muestra un liderazgo impropio para su edad y, sobre todo, tiene muchos techos que romper.
Pero primero, hay que entender el trasfondo de Federico Chiesa. El joven italiano es hijo del exfutbolista Enrico Chiesa, delantero que pasó por la Sampdoria, Fiorentina o Lazio, entre otros clubes. Es por ello por lo que la historia de Federico Chiesa desató mucho revuelo. El hijo de un futbolista importante para la Fiorentina seguía los pasos de su padre. Parecía el relato de amor más tierno del fútbol moderno. Y no faltaron muestras de ello.
Después de ser el gran centro de atención del equipo sub-19 de la Fiorentina, le llegó la partida en el primer equipo. Chiesa se asentó en la élite del fútbol italiano en la temporada 16/17 como una de las mayores perlas de la cantera viola. No obstante, la Fiorentina bailaba por entonces al son de otro Federico y de apellido Bernardeschi. La juventud y desparpajo de ambos, tan distintos pero iguales, sostenían a la Fiorentina.
Eso sí, cuando Bernardeschi cambió el morado de la Fiorentina por la camiseta a rayas de la Juventus, ha sido realmente cuando Chiesa ha dado un paso al frente y se ha erigido como el mayor talento italiano del futuro. Tal cual. En la presente temporada suma 13 goles y cuatro asistencias, su mejor marca -entre Serie A y Coppa-.
Pero primero, hay que entender el trasfondo de Federico Chiesa. El joven italiano es hijo del exfutbolista Enrico Chiesa, delantero que pasó por la Sampdoria, Fiorentina o Lazio, entre otros clubes. Es por ello por lo que la historia de Federico Chiesa desató mucho revuelo. El hijo de un futbolista importante para la Fiorentina seguía los pasos de su padre. Parecía el relato de amor más tierno del fútbol moderno. Y no faltaron muestras de ello.
Después de ser el gran centro de atención del equipo sub-19 de la Fiorentina, le llegó la partida en el primer equipo. Chiesa se asentó en la élite del fútbol italiano en la temporada 16/17 como una de las mayores perlas de la cantera viola. No obstante, la Fiorentina bailaba por entonces al son de otro Federico y de apellido Bernardeschi. La juventud y desparpajo de ambos, tan distintos pero iguales, sostenían a la Fiorentina.
Eso sí, cuando Bernardeschi cambió el morado de la Fiorentina por la camiseta a rayas de la Juventus, ha sido realmente cuando Chiesa ha dado un paso al frente y se ha erigido como el mayor talento italiano del futuro. Tal cual. En la presente temporada suma 13 goles y cuatro asistencias, su mejor marca -entre Serie A y Coppa-.
Acostumbrado a aparecer en el costado derecho, Chiesa ha ido evolucionando en el campo hasta convertirse en un futbolista habitual en toda la línea de tres cuartos. En defensa, sí ocupa esa posición de extremo, pero cuando la Fiorentina tiene el balón, Chiesa pasa a actuar como interior o enganche, conduciendo hacia dentro, pero también haciendo llegar el balón a las bandas cuando no ocupa esa zona.
Se caracteriza por ser un futbolista vertical y con un imponente tren inferior que explica su potencia en el juego. Pese a tener tan solo 21 años, es un futbolista con grandes arrancadas y cuyo juego potencial está muy desarrollado. Un perfil muy difícil de encontrar en la era de la electricidad, los regates individuales y la capacidad técnica de los jugadores.
Donde más luce Chiesa es en partidos de ida y vuelta, con muchos espacios por delante y, por tanto, Stefano Pioli procura hacer aparecer este contexto para que Federico Chiesa luzca en su plenitud.
Aunque lo más sorprendente de Chiesa es su capacidad de trabajo y sacrificio. Pese a ser un futbolista de ataque, es generoso en labores defensivas y los repliegues de su equipo, Chiesa se implica en el trabajo. Esto permuta en su rol de líder en la Fiorentina y cómo se echa el equipo a la espalda.
Pocas cosas le faltan a Federico Chiesa para alcanzar su máximo esplendor. Unido a su lectura táctica del fútbol y su inteligencia posicional, el joven de la Fiorentina ha mejorado en su toma de decisiones y su juego técnico. Es el anhelo de muchos clubes italianos y europeos y es que, la Fiorentina se le está quedando pequeña a Chiesa.
Su espectacular irrupción en el Calcio no ha pasado desapercibida para la selección italiana y desde su debut con La Nazionale el 23 de marzo de 2018, en un encuentro amistoso ante Argentina, Chiesa suma ya 11 apariciones con el combinado nacional. Y es que, el italiano se perfila como una de las piezas claves para el futuro de la Azzurra -sobre todo de cara a la próxima Eurocopa y el Mundial de Qatar-.
Le ha llegado el turno a Chiesa para dar ese salto que necesita. Emparejar su nivel individual al colectivo y enrolarse en un ambicioso proyecto que le permita seguir creciendo como futbolista. Porque eso sí, el futuro de Chiesa pinta muy, pero que muy lejos de Florencia.