El delantero del pueblo
No cabe duda de que los jugadores viven en una burbuja. Suena repetitivo pero la historia que voy a contar relacionada con este futbolista, no tienen nada que ver con esta paradoja populista
Aún me acuerdo ir a ver al Racing de Santander al estadio -aunque muchos no sepáis, mi equipo de corazón- y verlo como de costumbre, militar en la categoría de bronce. (Des)ilusión tras (des)ilusión, nos creíamos que tal vez un año el ascenso llegaría. La verdad que los equipos de enfrente no lo ponían nada fácil; especialmente uno que me viene a la cabeza, el Celta B.
Suena a topicazo, lo sé, pero oye, ¡cómo juegan los filiales! Celta, Barça, Real Sociedad...
Se ve que las ideas están ahí, que hay un modo de juego por el que luchar y que el principal objetivo es intentar sacar el máximo partido a las generaciones venideras. Y es que, siempre he tenido una teoría acerca de su estilo de juego y la naturalidad con la que lo explotan: la presión. El factor psicológico me parece sin duda uno de los principales problemas del fútbol. Equipos, jugadores; todos aquellos que están expuestos a una presión mediática la sufren, al menos, una vez al año. Pero ellos están aprendiendo, no tienen prisa porque saben que hay un equipo por encima de ellos y que las expectativas del club van acordes a éste primero. Todo se limita a competir, ganar y aprender. De forma que les dé una experiencia que permite explotar el primer equipo.
No me entretengo más, volviendo al tema del Celta B. Qué delicia verlos jugar: balones de un lado a otro, transacciones por el medio de campo y finalización. Aquí me quiero detener, en el gol. Por supuesto que un equipo ha de funcionar a base de dianas, pero es que la finalización de éste era algo llamativo. Sí señores, hablo de Borja Iglesias -actual ariete del RCD Espanyol.
Suena a topicazo, lo sé, pero oye, ¡cómo juegan los filiales! Celta, Barça, Real Sociedad...
Se ve que las ideas están ahí, que hay un modo de juego por el que luchar y que el principal objetivo es intentar sacar el máximo partido a las generaciones venideras. Y es que, siempre he tenido una teoría acerca de su estilo de juego y la naturalidad con la que lo explotan: la presión. El factor psicológico me parece sin duda uno de los principales problemas del fútbol. Equipos, jugadores; todos aquellos que están expuestos a una presión mediática la sufren, al menos, una vez al año. Pero ellos están aprendiendo, no tienen prisa porque saben que hay un equipo por encima de ellos y que las expectativas del club van acordes a éste primero. Todo se limita a competir, ganar y aprender. De forma que les dé una experiencia que permite explotar el primer equipo.
No me entretengo más, volviendo al tema del Celta B. Qué delicia verlos jugar: balones de un lado a otro, transacciones por el medio de campo y finalización. Aquí me quiero detener, en el gol. Por supuesto que un equipo ha de funcionar a base de dianas, pero es que la finalización de éste era algo llamativo. Sí señores, hablo de Borja Iglesias -actual ariete del RCD Espanyol.
Siempre me viene a la cabeza ese “duelo sano” entre Aquino -ex delantero del Racing- y Borja Iglesias. Jornada tras jornada se encontraban en la pugna por saber quién encabezaría la lista de máximos goleadores de la B. Se respondían en Twitter, más de algún guiño hubo por querer ingresar en el equipo del otro y viceversa. Finalmente, el “Panda” se interpuso sobre el murciano y se hizo con ella, con la bota de oro. Pero, más allá de su fútbol, había algo que me sorprendía de aquel delantero; era el respeto, gratitud y afecto que mostraba hacia sus aficionados -y ojo, no importaba del equipo que fuesen-. Pero siempre me quedaba la duda de si esos tres adjetivos los iba a seguir manteniendo una vez llegado a la élite -porque se veía de lejos que iba a llegar.
Sonó el teléfono proveniente de la ciudad maña, el Real Zaragoza estaba interesado en hacerse con los servicios de aquel jugador que tanto había deslumbrado en 2B. Ni un segundo tardó Borja en tomar la decisión. Ya era oficialmente jugador de un histórico de España. La duda surgía: ¿volverá a triunfar?, ¿se le quedará grande la categoría? En absoluto. Los números están ahí, 41 partidos y 23 goles -nada mal para su primera temporada en la categoría de plata-. Ah , y un detalle que se me olvidaba mencionar. Sí, seguía contestando a aficionados e interactuando con ellos por redes sociales.
Verano de 2018. Vuelve a sonar el teléfono. Esta vez la llamada provenía de Barcelona. Era el Espanyol. Tras el ascenso no-conseguido por el conjunto aragonés, los pericos querían hacerse con los servicios del delantero de moda. Volvían a surgir las dudas: ¿volverá a triunfar? ¿se le quedará grande la categoría? Y los números volvieron a aparecer. De momento, 20 partidos y 9 goles. 6º en tabla de clasificación de máximos goleadores. A 7 de Messi -pichichi- y por delante de gente como Griezmann o Benzema. Y lo vuelvo a decir, sigue siendo el mismo.