El don de despertarse con el pie izquierdo
Ser zurdo en un mundo hecho por y para diestros no es tarea fácil, que me lo digan a mí, zurdo de nacimiento. Por suerte, en el mundo del fútbol las cosas cambian, y es que el talento y la magia de un jugador sobre el campo se multiplican si este domina el arte de la zurdera; un talento siniestro e innato
En la Edad Media fuimos perseguidos. La Inquisición nos creía “hijos del demonio” y nos quemaban por ello, durante la dictadura franquista nuestros abuelos ataron a nuestros padres la mano zurda a la espalda al primer indicio de utilidad -ya sabéis, por eso de que “no estaba bien visto”-. A día de hoy somos el 8% de la población mundial. Una minoría incomprendida harta de utilizar tijeras que hacen daño, de ensuciar los cuadernos con la tinta que arrastran nuestros puños o de escuchar eso de que vivimos “menos”. Los zurdos tenemos una fuerte desventaja en un mundo hecho por y para diestros. Pero no todo son torpezas y una prematura vida. Los de mi condición tenemos un secreto; un arma de doble filo, un arma que sacamos a relucir en la cancha, en el campo, en la pista. Nuestro fuerte es el deporte.
Mi carrera como deportista estrella no destacó más allá de las clases de educación física y, sobre todo, en el béisbol, pero en el resto de deportes siempre fui un negado. No fue el caso de Martina Navrátilová, una de las mejores tenistas en la historia destacada con sus tiros con la izquierda; Steve Young, el ganador de la Super Bowl, el zurdo más recordado en la NFL; o Roberto Carlos, quizá, la zurda más poderosa en la historia del fútbol.
Mi carrera como deportista estrella no destacó más allá de las clases de educación física y, sobre todo, en el béisbol, pero en el resto de deportes siempre fui un negado. No fue el caso de Martina Navrátilová, una de las mejores tenistas en la historia destacada con sus tiros con la izquierda; Steve Young, el ganador de la Super Bowl, el zurdo más recordado en la NFL; o Roberto Carlos, quizá, la zurda más poderosa en la historia del fútbol.
En lo que al fútbol se refiere, el futbolista zurdo siempre ha destacado por poseer un notable manejo del esférico, una mayor agilidad en el arte del regateo y unos audaces reflejos en el pase. Nosotros (los zurdos) nacimos con un don, y es que nos despertamos con el pie izquierdo todos los días. Para nosotros, lo que muchos lamentan cada mañana, es nuestra fuente de energía, nuestra mejor decisión involuntaria, nuestro mejor acto reflejo: poner el pie izquierdo sobre el suelo antes que el derecho. Está escrito en nuestro ADN.
Tal vez sea cierto y seamos hijos del demonio, tal vez nos enseñó el arte de la magia oscura y el dominio que tienen los futbolistas zurdos sobre el campo sea cosa de brujería. A pesar de mi condición, yo no recuerdo haber tenido contacto alguno con el demonio, será razón por la que yo no hago magia en el césped con un balón a mis pies. Que se lo pregunten a Messi (Barcelona), Griezzman (Atc. Madrid) o a Salah (Liverpool), grandes estrellas del fútbol internacional en la actualidad. Lo suyo es pura magia; talento siniestro e innato.
En los diversos estudios científicos realizados para marcar las diferencias entre zurdos y diestros se ha demostrado que aquellos que hacen uso de su mano izquierda como hábito tienen un cerebro más simétrico. Esto se debe a que deben combinar las habilidades de ambos hemisferios simultáneamente. En el fútbol esto es muy importante, ya que el jugador zurdo es capaz de combinar el uso de ambas piernas -siendo ambidiestro- de manera magistral llegando a marcar la diferencia respecto sus compañeros y contrincantes. Muchos de los grandes jugadores que han pasado a la historia presumían de ser zurdos: Maradona, Maldini, Bobby Charlton, Davor Suker, Mario Kempes, Rivaldo, Ryan Giggs o Rivelino, entre otros. No hay más que ver los porcentajes de jugadores zurdos candidatos al Balón de Oro en las continuas ediciones.
Cuando el Balón de Oro se vuelve siniestro
En total son 11 jugadores zurdos los que han ganado el Balón de Oro desde 1956. 11 respecto de 51 no es que sea una cifra llamativa o resultante, pero debemos tener en cuenta la cantidad de nominados. En el año 2014, por ejemplo, de entre los 20 candidatos al Balón de Oro, la mitad eran zurdos. Que un 50% de los jugadores más destacados del mundo del fútbol sean zurdos no es casualidad. Jugadores de pie siniestro como Messi (2009, 2010, 2011, 2012 y 2015), Rivaldo (1999) o Bobby Charlton (1966) han sido laureados con este galardón. También está el caso del hispanohúngaro Ferenc Puskás, uno de los mejores jugadores zurdos de la historia, que fue cuarto del Balón de Oro en 1956, entre otros muchos.
Que un jugador domine la zurdera no significa que le espere una carrera prometedora o que tenga que ser la próxima estrella de la temporada -Salah, tú sí lo serás; tú puede que también, James-. El fútbol es una mezcla de factores que van más allá del pie que se domine. Eso sí, cuando el talento es zurdo destaca respecto de los demás. La magia que desprende y emana el pie izquierdo de un futbolista con el balón sobre el césped en innegable, y quien ose contradecir esta afirmación, no me cabe duda de que este no será más que un mero diestro receloso de ser incapaz de despertarse cada mañana con el pie izquierdo.