Entre padres e hijos
Al igual que el Kas necesita de ginebra, al igual que la Coca Cola necesita de vino, al igual que el Sprite necesita de vodka: la juventud necesita de veteranía. Y sino, dígaselo al bueno de Antonio Cordón…
Conocido por sus coches de lujo, el gran casino y como no, Monte Carlo; Mónaco es el lugar en el que todo jugador querría recalar. Y más aún siendo un niñato de 19 años con un Cadillac esperando en la puerta del garaje y con una novia digna de desfilar en la Fashion Week de Milán; normal que los cabrones acaben fichando por el Mónaco…
Cuando ascendieron, el proyecto iba por otro cauce bien distinto al actual. Recuerdo como si fuera ayer el día en el que se anunció la contratación de Radamel Falcao, la gran estrella. Y es que, a fin de cuentas: el Mónaco no era nada más que un mero recién ascendido con pasta, mucha pasta. Panoja que se vio invertida en jugadores como James Rodríguez o el propio Moutinho. Gente con cierto nombre a nivel internacional, con sus añitos en la élite.
Cuando ascendieron, el proyecto iba por otro cauce bien distinto al actual. Recuerdo como si fuera ayer el día en el que se anunció la contratación de Radamel Falcao, la gran estrella. Y es que, a fin de cuentas: el Mónaco no era nada más que un mero recién ascendido con pasta, mucha pasta. Panoja que se vio invertida en jugadores como James Rodríguez o el propio Moutinho. Gente con cierto nombre a nivel internacional, con sus añitos en la élite.
Conforme pasaban las temporadas, la idea de fichajes se iba rejuveneciendo. Esa es la realidad: el plan se modificó; el foco iluminó a los jóvenes por encima de la veteranía, algo que les serviría para ganar una liga -dado que aún mantenían a algunos vetustos-. Como si Franz Kafka estuviera escribiendo las líneas de la futura historia del Mónaco, el conjunto de la Ligue 1 priorizó por completo a las joyitas: llegando a sacar a la luz al mundialmente conocido, Kylian Mbappé y al atlético, Thomas Lemar. Pero todavía por aquel entonces, la cosa iba de padres e hijos: cada cual aportaba sus virtudes. Unos experiencia y otros ganas. Ganas de comerse el mundo, y ganas que acabaron con el ascendente proyecto del Mónaco. En la vigente campaña, los actualmente entrenados por 'Titi' Henry se encuentran al borde del precipicio. Con 15 míseros puntos, se encuentran segundos por la cola.
Vista la ausencia de veteranía en la plantilla, desde las oficinas del club han vuelto a las andadas. Han recuperado la experiencia perdida gracias al central Naldo (36) y al mítico, Cesc Fábregas (31), además de contratar a William Vainqueur (30). Tan solo con tenerlos en el equipo algo te aseguran: apoyo y consejos de sabio a los chavales. Que son muchos. Empezando por Aleksandr Golovin (22) hasta Benoit Badiashile (17), pasando por Benjamin Henrichs (21). Luego ya el rendimiento sobre el verde no te lo asegura nadie, pero la presencia y el peso en el vestuario puede ser determinante, en pos de controlar a toda esta guardería.
La única certeza que existe a día de hoy es que no hay margen de error. Los hijos no pueden con un Mónaco que se derrumba, por lo que los padres tratarán de reconducir una situación repleta de dudas e incertidumbre, en la que la última esperanza se encuentra en la fusión de experiencia y juventud. El Mónaco se hunde. No obstante, entre padres e hijos: lo salvarán.
Conforme pasaban las temporadas, la idea de fichajes se iba rejuveneciendo. Esa es la realidad: el plan se modificó; el foco iluminó a los jóvenes por encima de la veteranía, algo que les serviría para ganar una liga -dado que aún mantenían a algunos vetustos-. Como si Franz Kafka estuviera escribiendo las líneas de la futura historia del Mónaco, el conjunto de la Ligue 1 priorizó por completo a las joyitas: llegando a sacar a la luz al mundialmente conocido, Kylian Mbappé y al atlético, Thomas Lemar. Pero todavía por aquel entonces, la cosa iba de padres e hijos: cada cual aportaba sus virtudes. Unos experiencia y otros ganas. Ganas de comerse el mundo, y ganas que acabaron con el ascendente proyecto del Mónaco. En la vigente campaña, los actualmente entrenados por 'Titi' Henry se encuentran al borde del precipicio. Con 15 míseros puntos, se encuentran segundos por la cola.
Vista la ausencia de veteranía en la plantilla, desde las oficinas del club han vuelto a las andadas. Han recuperado la experiencia perdida gracias al central Naldo (36) y al mítico, Cesc Fábregas (31), además de contratar a William Vainqueur (30). Tan solo con tenerlos en el equipo algo te aseguran: apoyo y consejos de sabio a los chavales. Que son muchos. Empezando por Aleksandr Golovin (22) hasta Benoit Badiashile (17), pasando por Benjamin Henrichs (21). Luego ya el rendimiento sobre el verde no te lo asegura nadie, pero la presencia y el peso en el vestuario puede ser determinante, en pos de controlar a toda esta guardería.
La única certeza que existe a día de hoy es que no hay margen de error. Los hijos no pueden con un Mónaco que se derrumba, por lo que los padres tratarán de reconducir una situación repleta de dudas e incertidumbre, en la que la última esperanza se encuentra en la fusión de experiencia y juventud. El Mónaco se hunde. No obstante, entre padres e hijos: lo salvarán.