Iago 'El Salvador' Aspas
El más celtista del Celta. El mejor delantero de los delanteros
Gabriel Santamarina
Gudelj, ‘O Tanque Bosnio’, sacó al Celta de la mediocridad. Mostovoi, ‘El Zar’, lo colocó en la élite del fútbol mundial. Gustavo ‘Cuervo’ López encarnó los valores del club en los peores momentos. Tres leyendas del Celta que hicieron grande la camiseta que vestían. La cuarta sería Iago Aspas. Iago Aspas Juncal (31) forma parte de las pocas estrellas que forman la constelación llamada R.C.Celta. Nacido en el pesquero pueblo de Moaña, ingresó en las categorías inferiores con solo ocho años. Nadie imaginaba que ese día pisaba “A Madroa” (Ciudad Deportiva del R.C.Celta) el hombre que cambiaría la historia del club…
6 de junio de 2009 – Estadio Municipal de Balaídos
El sol de junio empezaba a apretar en la grada de río, pero apretaba mucho más los puntos logrados hasta la fecha. El Celta toqueteaba con un descenso a Segunda División B, que a buen seguro le hubiese deparado la desaparición. El rival a medirse era el Deportivo Alavés, situado en la misma lucha que los gallegos. Balaídos sabía que ese día tocaría sufrir si se deseaba conseguir la salvación matemática para jugar un año más en la categoría de plata del futbol español. El partido lo manejó a su antojo el Alavés hasta el minuto 60’. Este fue el minuto en el que Eusebio Sacristán hacía saltar al campo a un joven Iago que revolucionaría el partido teniendo las ocasiones más claras hasta el momento. Un centro de Dani Abalo a diez minutos del final con un magistral remate del moañés adelantaba a los gallegos. Balaídos y Aspas celebraban por todo lo alto ese tanto. “Poco dura la alegría en casa del pobre”. El Alavés empataría a dos minutos del final dejando la mayoría del pescado vendido y prolongando la agonía viguesa; pero la bestia ya había despertado… En los últimos suspiros del partido Jonathan Vila disparó a portería con una buena parada del portero, cuyo rechace acabó en la bota de ese joven chaval delgado que había marcado el primer gol. ¿Qué pasó? Lo que la historia había deparado para ese día era que ese joven marcara el segundo y definitivo gol del Celta que sellaba con sangre la ansiada salvación después de una temporada agónica.
Iago Aspas Juncal había salvado al Real Club Celta de Vigo de una más que posible desaparición.
3 de junio de 2012 – Estadio Municipal de Balaídos
Segunda División es un pozo profundo del que pocos consiguen asomar la cabeza. El Celta la asomó en 2011 clasificándose a un eterno y crucial playoff. El Granada en la tanda de penaltis arrancaría el sueño de un equipo y de una ciudad.
El de 3 de junio de 2012 el Celta tocaría por fin la gloria. Tras una eterna temporada llena de altibajos, el Celta sellaba su regreso a Primera División. Lo hacía contra el Córdoba en un “sospechoso” 0-0 que benefició a ambos equipos. Iago Aspas con 23 tantos (segundo máximo goleador de la categoría) había guiado a los gallegos, siendo posteriormente vencedor del premio a mejor delantero de la Liga Adelante. Un equipo repleto de jugadores de la cantera del club como Hugo Mallo u Oubiña hicieron el resto.
El de 3 de junio de 2012 el Celta tocaría por fin la gloria. Tras una eterna temporada llena de altibajos, el Celta sellaba su regreso a Primera División. Lo hacía contra el Córdoba en un “sospechoso” 0-0 que benefició a ambos equipos. Iago Aspas con 23 tantos (segundo máximo goleador de la categoría) había guiado a los gallegos, siendo posteriormente vencedor del premio a mejor delantero de la Liga Adelante. Un equipo repleto de jugadores de la cantera del club como Hugo Mallo u Oubiña hicieron el resto.
Iago Aspas Juncal había guiado al equipo a Primera División
1 de junio de 2013 – Estadio Municipal de Balaídos
No siempre se hacen las cosas bien. Esta temporada Aspas cometió el error más grave de su carrera. Le perdieron los colores y los nervios. En el derbi contra el Deportivo de la Coruña cabeceó a Marchena siendo expulsado y sancionado cuatro partidos. Un Celta hundido en la tabla perdía a su mejor jugador para los próximos encuentros. Este error supuso la no convocatoria por parte de Vicente del Bosque a la selección española, según confirmó el propio exseleccionador años más tarde.
A pesar de todo Iago volvió de la mejor de las formas. Cuando el Celta de Vigo solo tenía un 4,01% de posibilidades de salvarse (debía ganar al Espanyol y el Deportivo de la Coruña debía perder contra la Real Sociedad) lo logró. “El Príncipe de las Bateas apareció en el minuto 15’ para asistir a Natxo Insa y marcar el único gol del encuentro, que setenta y cinco minutos más tarde, equivaldría a una salvación.
A pesar de todo Iago volvió de la mejor de las formas. Cuando el Celta de Vigo solo tenía un 4,01% de posibilidades de salvarse (debía ganar al Espanyol y el Deportivo de la Coruña debía perder contra la Real Sociedad) lo logró. “El Príncipe de las Bateas apareció en el minuto 15’ para asistir a Natxo Insa y marcar el único gol del encuentro, que setenta y cinco minutos más tarde, equivaldría a una salvación.
Iago Aspas Juncal, una vez más, había salvado al Celta de volver a Segunda División.
11 de mayo de 2017 – Old Trafford
El Teatro de los Sueños fue el Teatro de las Pesadillas. Años después el recuerdo que guardan aquellos jugadores es positivo; un "pequeño título". El canterano fue el líder de un humilde equipo que supo plantar cara a todo un Manchester United. A pesar de todo, la historia pesó mucho en aquellos 180 minutos. Como siempre, Iago lloró al ver como su equipo volvía a quedarse a las puertas de ganar un título tras 95 años de historia.
Un chaval de un pueblo pesquero de menos de veinte mil habitantes había hecho que su equipo fuese temido hasta en el lugar más recóndito del planeta. Sus lágrimas siguen en el césped de Old Trafford, pero su orgullo campará por todos los campos que pise.
Un chaval de un pueblo pesquero de menos de veinte mil habitantes había hecho que su equipo fuese temido hasta en el lugar más recóndito del planeta. Sus lágrimas siguen en el césped de Old Trafford, pero su orgullo campará por todos los campos que pise.
Iago Aspas Juncal acompañó al Celta hasta la élite del fútbol europeo.
30 de marzo de 2019 – Estadio Municipal Balaídos Abanca
Cuando más le echaban de menos, apareció y se hizo la magia. Tres meses llevaba Iago Aspas fuera de los terrenos de juego después de sufrir una recaída de su lesión de fibras en el gemelo. El equipo había conseguido solamente cuatro puntos de treinta puntos desde que Iago jugó el último encuentro. El equipo necesitaba a Aspas y Aspas necesitaba al equipo: "Hemos sufrido muchísimo y mi familia sabe todo lo que hemos pasado en estos últimos tres meses", fueron las palabras del delantero vigués después del partido.
El partido se puso muy cuesta abajo con dos goles del Villarreal en los primeros quince minutos. El equipo estaba demostrando garra, pero estaba concediendo demasiadas ocasiones en defensa. Milagrosamente el marcador se mantuvo hasta el descanso. En ese momento fue cuando se gestó la remontada. Los jugadores se dieron cuenta de que su actitud era muy diferente al resultado. Iago puso la primera piedra; un falta al borde del área que acabó en el fondo de la red. Balaídos comenzó a creer. Maxi marcó el gol del empate, pero ese resultado ya sabía a poco. A solo ocho minutos del final del partido, Brais Méndez forzaría el penalti que transformaría el moañés ante Sergio Asenjo. Balaídos y Vigo entero entraron en cólera. Una vez más aquel joven poco corpulento acababa de dar esperanza al equipo cuando más la necesitaba.
La imagen del partido llegó tras su sustitución. Ya en el banquillo "El Príncipe de las Bateas" rompió a llorar fruto de las emociones vividas durante el encuentro, pero sobre todo en los últimos tres meses. Lloró, lloró y siguió llorando; mientras todos sus compañeros le abrazaban a la vez que todo el país se rendía a la gesta lograda.
El partido se puso muy cuesta abajo con dos goles del Villarreal en los primeros quince minutos. El equipo estaba demostrando garra, pero estaba concediendo demasiadas ocasiones en defensa. Milagrosamente el marcador se mantuvo hasta el descanso. En ese momento fue cuando se gestó la remontada. Los jugadores se dieron cuenta de que su actitud era muy diferente al resultado. Iago puso la primera piedra; un falta al borde del área que acabó en el fondo de la red. Balaídos comenzó a creer. Maxi marcó el gol del empate, pero ese resultado ya sabía a poco. A solo ocho minutos del final del partido, Brais Méndez forzaría el penalti que transformaría el moañés ante Sergio Asenjo. Balaídos y Vigo entero entraron en cólera. Una vez más aquel joven poco corpulento acababa de dar esperanza al equipo cuando más la necesitaba.
La imagen del partido llegó tras su sustitución. Ya en el banquillo "El Príncipe de las Bateas" rompió a llorar fruto de las emociones vividas durante el encuentro, pero sobre todo en los últimos tres meses. Lloró, lloró y siguió llorando; mientras todos sus compañeros le abrazaban a la vez que todo el país se rendía a la gesta lograda.
Iago Aspas Juncal dio una vez más oxígeno al Celta cuando la soga de la Segunda División apretaba al cuello.
Él, él y otra vez él. Aspas ha conquistado el corazón de Balaídos. Con esfuerzo y sacrificio ha sido capaz de guiar al equipo en los buenos momentos y en los no tan buenos. Tiene ya 31 años, pero siendo positivos aún queda tiempo hasta que abandone. La estatua tras su retirada ya se la tiene ganada, pero en Vigo van a esperar para esculpirla porque aun queda tiempo para que sea más grande.
El hombre que solo sabe jugar en su casa tiene colocado el pijama que mejor le sienta. Es azul celeste y lo seguirá siendo toda su vida, porque seguramente si nunca hubiese llegado a ser futbolista, hoy hubiese sido uno de los 22.315 espectadores que abarrotaron Balaídos. Aspas es del Celta y le corre celtismo por las venas.
El hombre que solo sabe jugar en su casa tiene colocado el pijama que mejor le sienta. Es azul celeste y lo seguirá siendo toda su vida, porque seguramente si nunca hubiese llegado a ser futbolista, hoy hubiese sido uno de los 22.315 espectadores que abarrotaron Balaídos. Aspas es del Celta y le corre celtismo por las venas.