Sid Lowe, el fútbol y el periodismo
No todos los días se puede charlar con un corresponsal inglés en España. Y menos aún con tanta cercanía para tratar temas como el fútbol, las diferencias culturales o el periodismo. Con todos vosotros, Sid Lowe
Desde que me enamoré del Liverpool, caí rendido en parte a la cultura inglesa. Ese país del que me separaba todo un mar tenía un algo que me volvía loco. Quizás era esa forma de vivir el fútbol. O quizás era una suma de su fútbol y su forma de ser, no lo sé. Esa admiración hacia Inglaterra se ha cruzado con mi carrera profesional, siendo el fútbol de dicho país el tema principal de mi producción periodística. Cuando entré en la carrera, hace ya cuatro años (como pasa el maldito tiempo), admito que alguna vez fantaseé con cubrir la Premier League desde allí. Y aún no sé si llegaré, pero está clara que esa es una de mis metas. Toda esta historia no es por contaros mi vida, sino por introduciros a alguien que es como yo, pero al revés: Sid Lowe, corresponsal de The Guardian en España.
Sobre la hora de comer de un día atípicamente caluroso de principios de marzo, quedé con nuestro protagonista en una pastelería de Boadilla del Monte, un pueblo al noroeste de Madrid. Antes de sacar cámara, papel y bolígrafo para hacer la entrevista, tocó preguntar a los empleados del local si allí podíamos grabar. Tras unos momentos de duda entre los dos dependientes (a los que parecía que les había preguntado el sentido de la vida), salió la encargada de la Pastelería Alverán, y de muy buena gana nos dejó grabar allí a cambio de un poco de publicidad. Así que ya sabéis, amigos. Si queréis pasteles en Boadilla, el mejor sitio para ello es la mencionada pastelería.
Con la publicidad hecha, la primera pregunta era obligada. ¿Cómo habíamos llegado un inglés y un español a apasionarnos del fútbol del país del otro? “No sé como habrás llegado tú, pero yo sí”, respondió Sid. Un intercambio entre su colegio de por aquel entonces y otro de Murcia le trajo por primera vez a España, y desde ese momento de su infancia quedó ligado al país en el que hoy reside. Después de eso, llegaron sus estudios en el norte del país y el flechazo con el único club español que le ha conseguido robar el corazón: el Real Oviedo. Equipo del que también es accionista, por cierto. Por tanto, nos topamos con otra pregunta obligada: ¿por qué el Oviedo? “No te voy a mentir, no fue amor a primera vista”, comentaba Lowe entre risas. La cercanía del Carlos Tartiere hizo que poco a poco se fuese aficionando, surgiendo así una pasión que con el tiempo se ha reforzado.
Otra persona con la que no tuvo amor a primera vista pero que acabó marcando su vida fue David Beckham. El inglés, a inicios de este siglo, era el jugador que mejor entendía el poder de la prensa. Estando en España, la mejor manera de seguir siendo parte de la actualidad de su país era mediante la prensa. Y ahí, es donde entra nuestro protagonista. Lowe admite que a “Becks” le dedica unas palabras que te firma cualquier comedia romántica en su culmen. “Macho, me cambiaste la vida”, le comenta cada vez que se ven. Ciertamente, no le falta razón. Ese boom mediático que provocó el legendario jugador inglés trajo consigo una ola de periodistas británicos a España, y eso fue lo que le dio trabajo al hoy corresponsal de The Guardian.
Tras unas cuantas preguntas hablando de los jóvenes futbolistas ingleses y de qué españoles han sido los mejores de la Premier League (os adelanto que ambos ponemos a David Silva y a Santi Cazorla en muy alta consideración), fuimos a ese tema que nos une más que el fútbol: el periodismo. Joseba Ormazabal me insistió bastante en preguntarle acerca de sus preferencias en torno al periodismo más pausado de Panenka, donde también escribe, o la cercanía a la actualidad que vive siendo corresponsal en The Guardian. Y lo cierto, es que la pregunta daba bastante de sí. “Pues realmente, suelo hacer un periodismo más pausado”, respondió Lowe. Pero no creáis que es por las razones que todos pensáis, sino por el volumen de trabajo que tiene. “Ahora con el despido de Santiago Solari he trabajado más, pero hay veces que no tengo tanto volumen de trabajo”, explicaba. Y ciertamente, ser corresponsal te hace cubrir las noticias más importantes, no todas las que salen. Así que, por circunstancias, Sid Lowe es de periodismo pausado.
Entre tanta charla de periodismo, el fútbol volvió a aparecer. Y esta vez fue para compartir nuestro pesimismo en torno a cierto equipo que viste de rojo y juega en Anfield. El Liverpool está, sobre el papel, cerca de ganar una Premier League. Eso sí, vistos los resultados y las sensaciones, es mejor aparcar las celebraciones, que nos conocemos ya desde hace mucho y sabemos como puede acabar esto. Entre tanto Liverpool, aparecieron dos entes que querían chafar la entrevista, como si del Manchester City se tratase. Primero, un pájaro acabó picoteando las pastas que vinieron con el café. Y poco después, la cámara creyó que era buen momento de parar y cortó la grabación. ¿Coincidencia? No lo creo. El Manchester City ha pasado de saltarse toda norma existente del Fair Play Financiero a controlar a las aves y a mi propia cámara. ¿Hasta dónde vamos a llegar?
Dejando las conspiraciones del equipo de Pep Guardiola a un lado, volvimos a lo importante. Su andadura como podcaster gracias a su “Spanish Football Podcast” dio pie a un buen debate antes de acabar la entrevista. Las nuevas formas de financiar el trabajo periodístico son un auténtico dolor de cabeza para los medios de comunicación, buscando una fórmula mágica para conseguir los dichosos -y necesarios- ingresos. “En The Guardian estamos probando una fórmula que de momento funciona, pero de cara al futuro no sabemos como irá”, comentaba Lowe. Al final, yo le conté mi teoría del melón. Quien consiga abrir ese melón que es el deporte adaptado a las nuevas formas de comunicación, se lo va a comer entero. Recemos porque caiga de nuestro lado, que comer melón nunca está de más.